"" Con mi Aguja en las Nubes: abril 2015

jueves, 30 de abril de 2015

Las Agujas a través de la Historia III: El Ganchillo

Al igual que ocurre con el punto, no se conoce con certeza el origen del ganchillo, también conocido como croché o crochet, debido a la falta de muestras de esta labor. Existe la conjetura de que se usaba el dedo índice para tejer, en lugar del típico ganchillo, de ahí la falta de objetos que confirmen esta práctica. También se cree que la técnica del croché pudo llegar a Europa desde Oriente Medio, China o Sudamérica.

Las primeras pruebas con las que contamos provienen de la Edad Media. Los pastores tejían toscas capas de lana para protegerse del frío, utilizando ganchos que fabricaban a partir de huesos, por lo que la técnica fue llamada "punto de pastor". Aunque generalmente, y al contrario que la costura y el punto, el ganchillo era realizado por mujeres, concretamente por religiosas. Estas, pasaron su conocimiento a hijas de aristócratas, que fueron las encargadas de transmitir este arte por Europa, popularizándolo a partir del siglo XVI.

El crochet pasó a ser una próspera industria casera, sobre todo en Irlanda y el norte de Francia. Tanto mujeres como niños tejían en casa ropa, mantas y otras creaciones de ganchillo para conseguir dinero. Estos artículos eran comprados, principalmente, por la emergente clase media. Posteriormente, la reina Victoria adquirió encajes de ganchillo artesanales elaborados en Irlanda e incluso se atrevió a aprender a tejer.



Existen referencias escritas de la existencia de este método: habla de él Elizabeth Grant en su autobiografía, The Memoirs of a Highland Lady, publicada en 1812; la revista alemana Pénelopé publicó los primeros patrones en 1824; y la publicación A Winter's Gift incluyó instrucciones para realizar determinados puntos en 1847.


En la actualidad, el croché ha dejado de ser cosa de abuelas y también está muy de moda. Es fácil ver a gente tejiendo en el metro y también reuniones para tejer. Podéis ver más información de grupos que se reúnen a tejer en mi anterior post: Las Agujas a través de la Historia: El Punto.

La responsable de despertar el gusanillo del ganchillo en mí fue Adriana, de Teje La Araña. Adriana es una crack de la técnica, que ha aprendido de forma totalmente autodidacta, y que sintió la necesidad de compartir toda la creatividad que había en ella. Ella comenzó una iniciativa de yarn bombing que decora los bolardos de Lavapiés desde hace ya 4 años. Y no es la única acción de yarn bombing en la que participa. Os animo a seguirla, aparte de ser una maestra del crochet, es una gran persona. Gracias arañita, eres parte importante de que Con mi Aguja en las Nubes esté en el ciberespacio.

Y, como es ya una costumbre, os dejo una canción para empezar este puente, que deseo que disfrutéis al máximo. Gracias por estar ahí, lectores.



martes, 28 de abril de 2015

Las Agujas a través de la Historia II: El Punto

No sabemos a ciencia cierta cuando comienza este arte, aunque podemos situar los primeros vestigios de tejido a dos agujas entre los años 1200 a. C. y 600 a. C. Se han encontrado mocasines tejidos a punto en tumbas romanas.  En España se introdujo este arte a través de viajeros y mercaderes.

Los indios de Norteamérica inventaron las primeras agujas. Estas se pinchaban en el suelo y formaban parte de una especie de bastidor con forma de rectángulo o redondo con clavijas. En los bastidores era enrollado el hilo y realizaban los puntos con una especie de gancho.

Como la costura, al principio, fue cosa exclusivamente de hombres, que establecieron su propio gremio, el de los calceteros, al que se accedía tras 6 años de estudio y superar varias pruebas, tales como el tejido de unas medias o un tapiz de distintos colores. El primer gremio de calceteros se fundó en París alrededor de 1520. Las mujeres quedaban relegadas al hilado y solamente podían tejer en caso de fallecimiento de su marido, para tomar las riendas del negocio.





En 1589, William Lee creó la primera tricotosa, toda una revolución que casi acaba con los gremios y las escuelas. El punto quedó relegado al hogar y a los pueblos pequeños, que no tenían medios económicos.

En el siglo XIX comienza a elaborarse tejidos más finos, introduciéndose los calados para elaborar elegantes chales, mitones, gorros, bolsos... Emergieron revistas femeninas con diseños y patrones, que se divulgaban de boca en boca.

Hoy en día, la lana, junto con la seda, está considerada un artículo de lujo y está más de actualidad que nunca. Los grandes diseñadores la emplean en sus colecciones. Tejer se ha convertido en una moda de lo más "trendy", e incluso estrellas de cine se han dejado ver haciendo punto, como Meryl Streep o Sarah Jessica Parker, sin olvidarnos de las míticas imágenes tejiendo de Grace Kelly, Joan Crawford o Audrey Hepburn.




En los últimos años han emergido empresas en España que tratan de aprovechar el tirón de lo hecho a mano y, algunas de ellas, con mucho éxito como We Are Knitters, start-up española que comercializa kits para que cada uno teja sus propias prendas y que ha llegado a dar el salto a Estados Unidos; Knitting Point que también ofrece kits en su tienda online o Miss Kits, entre otros.

Aunque, a la hora de tejer, solamente necesitamos un par de agujas (para empezar), un ovillo de lana y un lugar tranquilo para desarrollar nuestra creatividad. Eso sí, si no te apetece tejer sol@, se organizan quedadas para tejer a través de las redes sociales. Si os interesa esta opción, aquí os dejo algunas alternativas para tejer en grupo en Madrid:

  • El Corrillo del Ovillo: cuentan con un grupo de Facebook y se reúnen un par de veces al mes para tejer. En verano, en el Parque del Retiro y, cuando llega el mal tiempo, en el Palacio de Comunicaciones.
  • Madrid Knits: se reúnen todos los viernes y primeros sábados de mes en el barrio de Tetuán, en torno a un café, en el Starbucks de la calle Pedro Teixeira, 8.
  • Lana Connection: tejen en cafés, tiendas, parques, plazas... Han realizado acciones de yarn bombing (arte urbano que utiliza tejidos para sus intervenciones en espacios públicos).
  •  Triquipuntadas: también con grupo de Facebook, se congregan los lunes a partir de las 19:30 en la calle Méjico, 15.
  • Punto Subversivo: además de tejer,  hablan "de lo que como feministas nos gusta, nos inquieta, nos cabrea o nos hace felices".

Si conocéis algún otro grupo y queréis que aparezca en el listado estaré encantada de añadirlo. Me despido dejándoos una canción para sobrellevar la semana. Espero que os guste tanto como a mí. Gracias por estar ahí, lectores.



 

domingo, 26 de abril de 2015

Las Agujas a través de la Historia I: La Costura

He decidido irrumpir en el mundo de los blogs con mis agujas y la mejor forma de hacerlo es comenzando un breve recorrido por la historia de cada uno de los principales artes relacionados con las agujas: la costura, el punto y el ganchillo. Espero que os resulte interesante.

La costura no surgió hace dos días, es un arte que tiene mucha historia. Comenzó a utilizarse en el Paleolítico, para unir las pieles que utilizaban como vestimenta y refugio. Con agujas de hueso e hilos hechos con tendones de animales o finas tiras de hojas se realizaron las primeras creaciones en el mundo de la costura.

Durante la Edad Media, la costura era una profesión que, legalmente, sólo podían practicar los sastres, organizados en gremios. Sin embargo, sólo aquellos cuyo poder adquisitivo se lo permitía acudían a sastres. Las mujeres seguían ejerciendo la costura en sus casas, entendida más bien como medio de reparación. Las prendas cuyo tejido quedaba muy desgastado se volvían del revés para seguir siendo aprovechadas y, cuando ya se había rozado demasiado, la tela que aún se podía utilizar se empleaba en nuevos artículos, como edredones.  En esta época, el ajuar de las novias incluía herramientas de costura tales como agujas, alfileres y alfileteros.


La Revolución Industrial cambió por completo el modo en que se confeccionaban las prendas. La primera máquina de coser fue patentada por Santo Tomás en 1790. Y una revolución trajo otra consigo: en 1841 Barthlemy Thimonnier introdujo una máquina de coser simple para fabricar uniformes militares para el ejército francés. A los pocos días una turba de sastres entró violentamente en su tienda y arrojó las máquinas por las ventanas. Veían a las máquinas de coser como una verdadera amenaza para su trabajo. En 1851, Isaac Singer desarrolló las primeras máquinas de coser realmente efectivas, ya que el lanzador se movía en línea recta y la aguja era recta. De este modo cosían con rapidez y precisión.

La producción de ropa todavía se realizaba, en su mayoría, por mujeres, que comenzaron a trabajar en industrias de sus ciudades a cambio de un sueldo miserable. Las pocas modistas que realizaban su trabajo desde casa tenían que trabajar prácticamente de sol a sol para poder mantenerse y pagar el alquiler de la máquina de coser, ya que todavía era un lujo que no se podían permitir. Sin embargo, a los sastres se asoció la ropa de alta gama. Con anterioridad, sólo una mujer pudo romper este tópico: el honor corresponde a Rose Bertin, que fue nombrada por María Antonieta como “ministra de la moda”, vistiendo a damas, cortesanas y reinas de las monarquías europeas durante el reinado de Luis XVI.


Afortunadamente el siglo XX trajo consigo el cambio. Las máquinas de coser se hicieron más asequibles para la clase obrera. Las revistas de moda comenzaron a proliferar y muchas de ellas llevaban patrones de costura. Siguiendo la labor de pioneras como Jeanne Lanvin, otras modistas irrumpieron con fuerza en la Alta Costura: Coco Chanel, una de las más revolucionarias en el mundo de la moda y cuya casa sigue teniendo el mismo prestigio que cuando ella la sostuvo; Nina Ricci, Elsa Schiaparelli... Mujeres que abrieron la puerta para otras modistas que llegaron detrás para pisar fuerte en las pasarelas más importantes del mundo: Vivienne Westwood, Carolina Herrera, Diane Von Furstenber, Miuccia Prada… Aunque, en la moda, aún parece que mandan ellos: Dior, Armani, Yves Saint Laurent, Christian Lacroix, Jean-Paul Gaultier…


Hoy en día, gracias a que lo hecho a mano se ha revalorizado, la costura comienza a ocupar el lugar que se merece, valorándose la prenda realizada de forma artesanal, en la que cada puntada se efectúa con mimo y dedicación. La afición está creciendo y ya son muchas y muchos los que se lanzan a diseñar y realizar sus propias prendas, huyendo de la hegemonía en el vestir promovida por la globalización. Piezas únicas llenas de originalidad y buen hacer inundan las calles. Y dejemos que la moda continúe.

Si os interesa el tema de la Alta Costura, aquí tenéis un enlace a un slideshare sobre la historia de la Alta Costura, realizado por Noelia Matito y Cristina Bejarano.

Y para finalizar, un poco de buena música para un domingo lluvioso. Gracias por estar ahí, lectores.